viernes, 31 de julio de 2009

LOS SISTEMAS DE SEGURIDAD SOCIAL

Caracas, 28 de Julio de 2009

FACILITADOR:

JULIO CÈSAR PIÑANGO


EQUIPO Nº 2
FRANCISCO SANDOVAL
YOLEIDA MARGARITA GARCÍA
MARÍA TORRES
INGRID MESONES
JAIME DELGADO

LOS SISTEMAS DE SEGURIDAD SOCIAL

Yo los ayudo. Dice es Estado, el cual, desde su óptica, implementa diversas combinaciones para presentar sistemas acorde a los fines planeados; al principio, tomando dispositivos del sistema capitalista, pero luego, conformando sistemas como el de Reparto.

Mientras el Sistema de Reparto se distanciaba a lo ancho del sistema capitalista, (quiero que me entienda amigo lector. El sistema capitalista seguía avanzando hacia su objetivo, continuaba desarrollándose; diversas formas de manejo y control de mercado, tratan de asegurar su permanencia, buscando llegar al blanco X. el Sistema de Reparto tomó otra ruta, para llegar al mismo punto) este crecía con fuerza adquiriendo, en estas últimas seis décadas, un margen amplio de aplicación, sobre todo en América Latina.

El Sistema de Reparto ha logrado en estos últimos cincuenta años, estar el sintonía con el paradigma CEPALISTA ó Desarrollista, llamado también “crecimiento hacia adentro” mientras que el capitalista ó privatista se corresponde con el paradigma neoliberal o modelo de "crecimiento hacia fuera", período en el que se instrumentan los planes de ajuste y de estabilización macroeconómicos.

Los cambios del modelo económico en América Latina han estado inmersos en una gran inestabilidad socio política y con fuertes signos de ingobernabilidad, sin embargo se observa que a pesar de la ausencia de estabilidad y gobernabilidad las políticas neoliberales y privatizadoras se han venido consolidando abarcando decididamente la seguridad social. El caso venezolano parece ser el que ha experimentado una mayor conmoción, desarrollando en el presente, un fuerte signo antineoliberal y antiprivatizador que se expresa de modo contundente en su nuevo modelo de seguridad social.


El sistema público o de reparto se inspira en las concepciones socialdemócratas y socialistas; prevalecen en él los principios solidaristas y la importancia del papel del Estado en la sociedad. Este modelo de capitalismo de Estado se erigió sobre el acuerdo obrero patronal, el cual significó para los trabajadores la aceptación de la lógica de los beneficios y del mercado, evitando el paro masivo y generando ganancias en línea con la productividad del trabajo; a cambio de ello, los patrones se comprometían a ofrecer a los trabajadores protección, un nivel mínimo de vida y derechos sindicales, todo por medio de la intervención del Estado.

Este pacto social tiene su base en la teoría económica de Keynes, quien concebía la relación interclasista como una relación de juego suma-variable, esto quiere decir que no tendría que existir ni ganadores ni perdedores, sino una situación de equilibrio. De modo tal, que el alto rendimiento de los trabajadores garantizaba niveles aceptables de ganancia e inversión, mientras que para ellos habría gasto social por parte del Estado (seguridad social) y expansión de la demanda (pleno empleo).

El Estado de bienestar se tradujo entonces en un conjunto de disposiciones legales que otorgaban derechos a los ciudadanos, esto significa que el Estado les garantizaba prestaciones por seguridad social obligatoria y servicios estatales organizados y eficientes (salud, educación, vivienda). El Estado de bienestar cumplía un doble papel, por un lado, contrarrestaba los riesgos e incertidumbres a que están expuestos los trabajadores asalariados y sus familias en la sociedad capitalista, y por el otro, servía efectivamente a los intereses de los capitalistas.

SISTEMA PÚBLICO O DE REPARTO

El sistema público o de reparto fue el predominante en América Latina durante la etapa desarrollista, el mismo se basaba en las ideas propias de las corrientes socialdemócratas y socialistas, provenientes del ideario de los partidos políticos populistas y de las corrientes sindicales, y se sostiene en los siguientes principios: solidaridad, obligatoriedad, transferencia intergeneracional y responsabilidad social.

La solidaridad se basa en la posibilidad de una conciliación y de un equilibrio entre el obrero y el patrón. Se acepta la desventaja de los trabajadores en la relación capital trabajo, pero se considera que una forma de resolverla es mediante la relación solidaria del patrón frente a los trabajadores. Esta solidaridad se expresaba de manera "generosa" y en cierto modo podía ir más allá de la simple cotización del empleador, el cual estaba obligado a brindar un conjunto de políticas sociales dentro de la empresa, aparte de la cotización obligatoria.

La obligatoriedad implicaba que la solidaridad por parte del patrón y el Estado era un acto ineludible, se concebía como un derecho de los trabajadores consagrado por la ley. La transferencia intergeneracional comprende que la seguridad social tiene que ser garantizada de generación a generación, esto es, que los aportes de la generación presente benefician a quienes ya se han retirado; y los beneficios de la generación presente sólo podrá recibirlos si la generación siguiente continúa aportando al fondo.

Evidentemente aquí esta plasmado el principio de solidaridad entre generaciones por largos y estables períodos. La responsabilidad social, por su parte era entendida como que la sociedad es la responsable de todo lo que ocurra en ella, por tanto, la pobreza, el desempleo, o la seguridad social de sus individuos se entiende como una cuestión social, y un problema de índole eminentemente público. El sistema de reparto se basa en la contribución de todos los actores implicados en la relación laboral: el Estado, los empresarios y los trabajadores. Estos fondos van a una "caja única" y son administrados por el Estado.
Este sistema esta concebido para un tipo de trabajo altamente estable y prolongado en el tiempo y es básicamente el ideal para una sociedad industrial con las características ya descritas del capitalismo de Estado. De modo tal, que las realidades laborales de hoy caracterizadas por la inestabilidad del trabajo, la precarización y la degradación del trabajo hacen insostenible este modelo.

SISTEMA DE CAPITALIZACIÓN INDIVIDUAL

El sistema de capitalización individual se basa en principios propios o afines con el ideario neoliberal, tales como el individualismo, la libertad individual, la libre competencia, la ausencia del papel del Estado y el interés por el lucro. Esto implica importantes cambios en relación con el de reparto analizado anteriormente. Es evidente que hay un cambio drástico en toda la concepción de la seguridad social.

Una de esas transformaciones radicales consiste en eliminar la cotización del empleador, este se desentiende de la seguridad social de los trabajadores y ello significa el fin de toda solidaridad del patrón hacia el trabajador.

Fiel a los postulados neoliberales, en este sistema, el Estado tiene poco o casi nada que hacer, salvo alguna insignificante labor de supervisión, por tanto, la administración de los fondos estará en manos de entes financieros denominados Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), genuinas expresiones del capital
financiero internacional. El sistema de capitalización individual opera en forma descentralizada e independiente. No hay aquí interferencia de política alguna, tampoco participan en ella los trabajadores.

El sistema de capitalización individual, por otra parte, se diferencia del de reparto en cuanto que no hay en él ninguna transferencia intergeneracional: los aportes de cada depositante van a engrosar las cuentas individuales que, a la postre, nutrirán los fondos que cada uno reciba al momento de su retiro. Los defensores de este sistema destacan que los fondos al no diluirse como simple asiento contable en las cuentas públicas, se invierten y se ponen a trabajar en el mercado de capitales y lo dinamizan enormemente, el ahorro interno crece y se fortalece la economía. Este sistema de seguridad social despierta muchas polémicas, así observamos que lo que son ventajas para sus defensores, son las
desventajas para sus opositores.

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